un pozo sin fondo

A 20 metros de distancia conviven el antes y el después del progreso urbanístico de Castellón. En la plaza del Real podemos encararnos con este conjunto de casas bajas, estrechas y más o menos homogéneas, tan típicas y reconocibles de nuestra ciudad. A la izquierda, una imponente masía cierra la plaza y da paso a la puerta del Sol. El rincón no es perfecto, nada lo es, pues la casa de color calabaza que queda a la derecha de la imagen linda con una gran edificio de viviendas. Hemos recortado la foto para poder imaginar como era nuestro centro histórico, repleto de arquitectura popular, antes de que el desarrollismo lo destruyera.

Pero la cosa empeora hasta el absurdo si damos 4 pasos por la misma plaza del Real hacia la calle Navarra. Justo alrededor del quiosco modernista se alza un skyline que parece el índice del IBEX 35. 14 plantas, 2 plantas, 9 plantas, 1 planta, 6 plantas... ¿Qué arquitectos perpetraron esto y que políticos lo permitieron? La imagen es desoladora y muestra una ciudad que no tiene remedio, una ciudad que reniega de si misma, de sus raíces, que se avergüenza de ellas y las cambia por la primera modernidad de tres al cuarto que le ofrecen. 14 plantas en pleno centro; lo que vemos es vergonzoso e indignante por la deformidad y la desigualdad ridícula de las alturas, pero ¿y si las casas bajas hubieran cedido y hubieran vendido su terreno para seguir construyendo? ¿y si todas las casas de la plaza del Real tuvieran 14 plantas? ¿o 9? La plaza hubiera quedado en el fondo de un pozo oscuro y húmedo, al final de un tubo de hormigón, sin que ningún político lo hubiera impedido. La avaricia y la ineptitud sí son un pozo sin fondo. 


Si alguna vez hacéis de guías turísticos en Castellón, no olvidéis pasar por la plaza del Real para que los visitantes sepan cómo somos por aquí, para que vean de dónde venimos y comprendan por qué no sabemos a dónde vamos.