mendizábal

Siguiendo la pista a una turista permanente, nos enteramos de la existencia de un futuro crimen urbanístico en la ciudad. El antiguo convento de los monjes Capuchinos, uno de los pocos edificios singulares de Castellón, va a dejar paso nuevo y flamante "mamotreto" insípido y sin personalidad. El portero del edificio nos dijo que hacía más de 4 años que el cartel estaba ahí pero que eso no movía ni para adelante ni para atrás (bendita crisis). El pobre hombre estaba en un apuro y no quería mojarse mucho. 

El edificio y los terrenos tienen un dueño, la Iglesia, que lo vendió o pactó con la constructora la próxima construcción... y es en momentos como éste cuando me acuerdo de Mendizábal y su desamortización. Ahora, en la era de la propiedad privada, es impensable, pero ¿no pudo el ayuntamiento pensar en "hacer ciudad" y prohibir la destrucción de este edificio, facilitando y promoviendo su uso para toda la sociedad? Eliminando el muro que rodea el convento, quedaría una plaza preciosa rematada con el porche porticado de un edificio que podría ser una biblioteca, un centro cívico, un teatro, un comedor social, un local de ensayos, un lugar donde impartir talleres, un casal jove... y con una remodelación convertirse en un nuevo edificio emblemático de Castellón. Pero no, de eso vamos sobrados, lo que falta en Castellón son viviendas, locales comerciales y aparcamientos con las mejores calidades. 

¡Con la Iglesia hemos topado!