Alemania es uno de los principales destinos para muchos de los españoles que se han visto obligados a emigrar por la falta de oportunidades en nuestro país. Sin embargo, esto no es precisamente El Dorado, como se ha pintado desde España. En Berlín hay cada vez más españoles, pero encontrar trabajo tampoco es fácil, y menos si no se habla bien el idioma. Aquí también hay paro (un 12%) y sobre todo mucho trabajo precario; quizá no sea tampoco el mejor modelo a seguir, pero las cosas funcionan mejor que en España.
Nos hacen falta años y reformas para poder llegar a un estado de bienestar como el que tienen los alemanes, aunque el cambio más importante se debe dar sin duda en la gente. Durante años en España se ha aplaudido al que conseguía algo por la cara o al que le colocaban a dedo en un puesto de trabajo. Lo llevamos en la sangre, para qué negarlo. Ahora parece que algo está cambiando, ellos nos lo están poniendo a huevo. ¿Cuándo más aguantaremos?
A estas alturas parece increíble que el presidente del gobierno no haya dimitido, cuando en el resto de Europa lo hacen por asuntos mucho menores, como pasó aquí en Alemania con el caso del anterior ministro de Defensa, Karl Theodor zu Guttenberg, que se vio obligado a presentar su dimisión al conocerse que había copiado parte de su tesis doctoral. Dice mucho del tipo de democracia que tenemos, de la mentalidad española. La solución más fácil sería volver a empezar de cero. El sistema en España ha tocado fondo.
Ayer Rajoy volvió a dejar claro en la rueda de prensa que seguimos siendo “ese país que tiene mucho que ofrecer para las merecidas vacaciones de cualquiera”. Un país que es el patio de recreo de turistas de toda Europa, pero que no se preocupa por aumentar la productividad y la competitividad, recorta en educación y sanidad, y se olvida de la investigación o la cultura. La lista sería interminable. Puede que a él le valga con eso, el sol y la playa, a nosotros no. Cambio unos cuantos días de sol por un modelo educativo como el de Finlandia.
Estamos indignados de leer cada día las noticias que llegan de España. Emigrar no implica desentenderte de tu país. Por el contrario, te preocupa que a tus amigos y familiares se les estén quitando derechos fundamentales o que no encuentren trabajo. No cabe duda de que muchos de los que se están yendo a vivir fuera no lo hacen por espíritu aventurero, sino por pura necesidad.
Desde la distancia y con la esperanza de volver algún día a un país mejor del que dejé, por el momento me quedo en Berlín y espero no volver a ver a Rajoy de nuevo por aquí.
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Fèlix Beltran (Castelló
1983)
Gestor cultural y
traductor freelance que vive en Berlín desde agosto de 2010. Acaba de traducir
del alemán al español el ensayo sobre Berlín que lleva por nombre “AquíBerlín” (más info aquí).
1 comentarios:
algo bueno tenía que tener que millones de españoles se vayan a vivir al extranjero. Allá dónde vayan nuestros políticos les recordarmeos lo sinvergüenzas que son.
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