AGENCIAS
Las primeras pruebas periciales descartan que la caída de la estatua de la paz de Juan Ripollés se deba a las rachas de viento de más de 100 km/h que asolaron la ciudad de Castellón durante el sábado pasado. Tras las investigaciones preliminares, fuentes de la policia descartan incluso que la responsabilidad recaiga en el propio artista, ni el ingeniero ni en el ayuntamiento.
Dichas fuentes apuntan a que fue la misma estatua la que se tiró al suelo sin avisar a nadie ni comunicarlo al artista con antelación, que quedaría así libre de responsabilidades. No se descarta que se lleve a la estatua a juicio por destrucción de patrimonio e intento de suicidio. Castellón celebraría así el primer juicio contra 3 gaviotas y 3 manos, lo que según fuentes gubernamentales "nos colocaría en el mapa". La estatua ha descartado hacer declaraciones y se ha limitado a señalar en un comunicado que "tras dos años con los brazos estirados me estaban dando tirones en todas partes" y que por eso decidió "tumbarse un rato en medio de la rotonda". Se niega a hablar con los investigadores y con la prensa y solo accede a comunicarse con el beato Ripo.
Todo parece indicar que el juicio se llevaría a cabo en el juzgado numero 1 de Nules, retrasando así aún más el juicio de Carlos Fabra que va por su décimo aniversario y en el que se está preparando una fiesta remember con los éxitos que sonaban en los guateques durante el año en el que comenzó el juicio.
Seguiremos (des)informando.
En otro orden de cosas, el ayuntamiento de Castellón ha tomado medidas excepcionales para evitar que a otras estatuas de Ripollés se las lleve el viento o trate de suicidarse a su libre albedrío. Los ingenieros responsables de la construcción del puente de San Francisco se han desplazado a la capital de la Plana para poner toda su experiencia en asegurar la vida de los castellonenses. En la imagen se puede observar el sofisticado sistema utilizado. Sin embargo esta nueva medida de seguridad no ha gustado a todo el mundo: la estatua ha comenzado a quejarse en voz alta. Numerosos vecinos han oído como durante la madrugada, la escultura de la avenida del Rey llora y gime con el corazón en la mano llamando a su mentor y creador para que la libere de su cautiverio.
Pero el extraño caso de las estatuas parlantes no es único en la zona. En Valencia, tras 400 millones de euros y 7 años, la cubierta del Palau de les Arts se está desconchando. Algunos vecinos ya aseguran que el propio Palau no deja de gritar "Calatrava, déjame, no me toques". Tras estos casos, no descartamos que haya sido el propio aeropuerto de Castellón el que haya solicitado a Carlos Fabra que no despeguen ni aterricen aviones por los roces y marcas que pueden producir las ruedas de los aparatos en el asfalto de la sensible pista.
1 comentarios:
Y por qué no envian a Ripollés a hablar con la cubierta de la plaza de toros de Madrid o con el Madrid Arena a ver si le cuentan algo y rueda alguna puta cabeza en este circo? (perdón quise decir pais).
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