poderosa legitimidad
lunes, 27 de agosto de 2012
El gobierno de Rajoy es legítimo. Porque vivimos en una democracia y ha sido mayoritariamente aclamado de forma democrática. Y sobre la democracia no albergamos dudas ni remilgos, pues es el único sistema en el que todos los ciudadanos son tenidos en cuenta, son iguales ante la ley (por ejemplo, da igual juzgar a un tal Fabra que a un tal Camps, el resultado es el mismo) y cada persona es un voto (no cabe duda, todos los votos valen lo mismo), así como que garantiza la diversidad y pluralidad informativa en los medios de comunicación (al contrario que lo sucedido en dictaduras) pues en España se pueden publicar periódicos de masas que van ideológicamente desde la derecha hasta la extrema derecha (que para eso apoya el gran capital a sus medios afines).
Además, todo queda recogido en la Constitución del 78, ese marco normativo del que fraternalmente nos dotamos todos los españoles (los españoles de entonces, se entiende) con una estruendosa mayoría (aunque ahora mismo no recuerde cuál era la alternativa del 78 a votar “no” a la Constitución). Esa ejemplar constitución que reza ya en su art. 1 que España se regirá por “un Estado social y democrático” (aunque en el original empiecen a amarillear las letras de “social” intercambiándose por “de mercado”) o que señala en el art. 128 “la riqueza… se subordinará al interés general” (como cuando ZP amnistió a un directivo del Santander, buscando el interés del Secretario GENERAL del PSOE).
Así pues, es clara la legitimidad de Rajoy, una persona que solo miente cuando responde al interés general (del Secretario GENERAL del PP, se entiende) haciendo cálculos electoralistas y contando ya con la falta de sentido crítico de los ciudadanos, suficientemente estimulado por el atacado sistema educativo público y la pujante y frívola TV.
Ahora solo queda enviar este texto al ABC para su exitosa publicación (eludiendo algunos detalles entre paréntesis y demás). Mientras se entretienen publicando bazofia, seguiremos pensando en los próximos pasos de nuestra evolución social y miraremos cómo Islandia juzga a sus banqueros, nos fijaremos en la movilidad social danesa, en los impeachments estadounidenses, las garantías constitucionales alemanas o las comisiones de investigación británicas. Ya que no tenemos poderosos medios de comunicación a nuestro favor, ya que todo el establishment político y económico lo tenemos enfrente como poderoso enemigo, vamos a necesitar poderosas ideas porque vamos a tener que convencer a nuestro vecino, a nuestro primo y a nuestro compañero de trabajo de la necesidad de cambio, de la necesidad de alejarse del PPSOE.
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