Carretera a ninguna parte, estos días de vacaciones hemos aprovechado para hacer algunas excursiones extrañas, a lugares en los que ningún turista querría estar. Dimos un deprimente paseo por el linde norte del incendio de Andilla, tocando Sacañet, Alcublas, Altura... justo entre la sierra Calderona y la Espadán. Sin necesidad de profundizar en el interior de las 19.940 hectáreas de monte quemado, pudimos comprobar la magnitud del gran cementerio negro que tenemos a tiro de piedra de nuestras casas, lleno de lápidas de carbón y ataúdes de ceniza. Ni siquiera necesitamos llegar a Dos Aguas o a Cortes de Pallàs, 100 km hacia el sur, para conocer el otro cementerio negro recién estrenado, éste de 28.643 hectáreas. Con uno tuvimos más que suficiente.
En algunas fotos no queda nada, el desastre se perdía en un horizonte de colinas peladas; en otras, podréis ver como el negro del monte abandonado se mezcla con el verde de los árboles de cultivo que se salvaron porque el suelo estaba limpio. A veces la línea entre la vida y la muerte está arada con una hazada.
Son lugares en los que nadie quiere estar ni ver, pero que en realidad todos deberíamos visitar para concienciarnos de lo que tuvimos y lo que perdimos. No todo el mundo puede visitarlos: nosotros os llevamos la destrucción hasta vuestro ordenador, para que nadie olvide lo que estos dos grandes incendios nos han robado.
Otras entradas con fotografías y reflexiones sobre los incendios:
Tierra quemada
Quemados
2 comentarios:
Que triste
Gracias por la información. El ser humano se ha cargado el planeta.
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