practicar el medievo
domingo, 4 de diciembre de 2011
Pasear por Castellón un domingo por la mañana, por muchas caritas que veas, es una mala idea: no hay mucho que ver y no hay nada que hacer. Pero hasta el martes, hay una parada interesante en la ciudad: un mercado medieval situado entre la plaza de las Aulas y la calle Mayor. En una época que todo nos invita a comprar y consumir, mejor hacerlo en pequeños comercios y con productos artesanos. Quesos, embutidos, cecinas, encurtidos, creaciones artesanales... con zona para comer un buen costillar o un falafel. Además se puede probar de todo en todos los puestos, así el paseo se convierte en semi-almuerzo, y eso ya es harina de otro costal.
Pero no nos engañemos, el mercadillo medieval viene a ser como la feria Alternativa con paja en el suelo y tenderos disfrazados con tela de saco. En esta ciudad a cualquier cosa se le llama medieval. Proponemos, para darle más realismo y verosimilitud, una serie de elementos imprescindibles para viajar de verdad a la edad media: se necesitan entre 8 y 10 leprosos que pidan dinero por la calles haciendo sonar una campanilla; que algunos médicos hagan sangrías a diestro y siniestro a los afectados por la peste; que el gobernador ejerza su derecho de pernada con alguna virgen de la villa; que los vecinos vacíen sus orinales cargados por los balcones al grito de "agua va"; que alguien sea azotado en la plaza por algún vicio o perversión como la masturbación; que la inquisición realice un par de ejecuciones públicas por brujería y por semitismo (aunque las hogueras sean más de Valencia, las aceptaríamos si el juicio es lo suficientemente cruel)...
En definitva, lo que tenemos aquí es una Edad Media descafeinada, respetuosa con los derechos humanos y la convención de Ginebra, donde la mujer tiene voz y voto, donde la ciencia tiene más peso que la Iglesia y la superstición, donde las carnes se venden con sello de la UE y los panes sin moho... ¡esto ni es Edad Media ni nada! Pero si sabéis perdonar estos anacronismos históricos, podréis pasear sin temor a que os ajusticien en público y además, probar los mejores productos de la tierra y la "contornà".
PD.- Hablando de anacronismos, hay dos payasos que no tienen desperdicio.
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