el iceberg hace aguas

Desde el 22 de mayo Carlos Fabra ha desaparecido de la Diputación, Francisco Camps ha dimitido de la presidencia de la Generalitat y Alberto Fabra deja la alcaldía de Castellón para ocupar el puesto de éste. Sin embargo los motivos para brindar escasean si estos movimientos se analizan con mirada crítica. Tras una tarde de videos censurados, mails, llamadas, noticias, rumores... no podemos ocultar la satisfacción de ver dimitir con nuestros propios ojos al presidente de la Generalitat, evitándonos así el bochornosos espectáculo  de verle sentado en el banquillo de los acusados y, a la vez, en el Parlament como nuestro representante. (Suponemos que, conocido su patrimonio, el abogado que le defienda será de oficio). 


Pero tras los primeros momentos de euforia, empezamos a comprender que tanto los votos de los valencianos a la presidencia, como de los castellonenses a la alcaldía son papel mojado. Los movimientos de tierra provocados por los escándalos judiciales, conocidos mucho antes de las elecciones, desprecian la voluntad popular expresada en las urnas (que no compartimos, pero sabemos que debería ir a misa). ¿Eran los políticos del PP incapaces de adivinar lo que iba a pasar y anticiparse? ¿o eran perfectamente conscientes de lo que venía y apostaron por cambiar de caballo a mitad de carrera? Votar a un presidente o a un alcalde y que a los dos meses te los cambien es un fraude de ley: nadie les ha votado, unos porque votaron a otro partido, otros porque votaron a otro candidato. En medio de una tormenta económica perfecta, los valencianos, más chulos que un ocho, afrontamos el futuro con un capitán sin legitimidad. 


Pero además Camps deja la presidencia, no el planeta Tierra. Sus juicios siguen navegando lentamente como un iceberg. Por una vez estamos de acuerdo con Rajoy “Afecta a la inteligencia pensar que alguien se vaya a vender por tres trajes” (algo de lo que dos consejeros ya se han declarado culpables). Nosotros no afectamos a la inteligencia de nadie: queremos saber lo que hay por debajo de la línea de flotación, lo que se esconde en las cloacas más podridas del poder valenciano: todo lo que han recibido y aún más, todo lo que el poder público (nuestro dinero) ha cedido, dado, regalado, prestado, perdido, otorgado... a la trama corrupta Gürtel.   

Y por supuesto, si queremos enterarnos no lo haremos por Canal 9, empresa pública totalmente mimetizada con el servicio de prensa del PP. El NODO valenciano tardó 50 minutos más que nuestro facebook en dar la noticia para finalmente hacer esta retrospectiva de los años de gobierno de Camps (estatut, Fórmula 1, Bill Gates, Copa America, AVE...). Siempre hemos dicho que somos nosotros y nuestros vecinos los responsables de nuestros gobernantes, pero mientras Canal 9 se comporte como la lavadora del PP hemos de asumir que nadie puede desbancarles: si sólo viéramos Canal 9 también votaríamos al PP, incluso nos afiliaríamos. La manipulación que sufre la cadena y sus televidentes es implacablemente tercermundista. Nuestras condolencias a la libertad de expresión que no fue respetada ni el día que nos extirparon al presidente.