madoz, la realidad no existe
miércoles, 8 de junio de 2011
Ante la visión de una fotografía de Chema Madoz se desencadenan muchos sistemas de defensa: en el primer nano segundo de visión, llegando la señal por el nervio óptico al cerebro y antes de que éste haya decodificado la imagen, se provoca un cortocircuito y tu cerebro reptiliano (el que nos regula la respiración, latidos, supervivencia, etc.) te manda una señal de alarma: "peligro, realidad imposible, huye". Si estuvieras en la sabana africana y fueras una gacela thompson, posiblemente lo harías; pero estás en una sala de exposiciones y esa señal sólo te lleva a prestar más atención. Ves una fotografía en blanco y negro, enmarcada y colgada, no hay peligro de muerte, así que decides comprender lo que ven tus ojos. Ya estás llegando a las primeras décimas de segundo de observación y todavía no has resuelto la trampa visual, si es que la hay. Tu cerebro ya ha decodificado las formas, los tonos, reconoce objetos cotidianos pero algo sigue sin encajar; en milésimas de segundo utilizas toda tu experiencia anterior, tu aprendizaje social, los signos y los símbolos conocidos, relacionas formas, buscas recuerdos... pero todo esto no te ayuda a descifrar la imagen, más aún, te está confundiendo y te está llevando por el camino que ha marcado Chema Madoz. Por fin, entre el primer y el segundo segundo todo encaja en tu mente como caído a plomo, reconoces la sencilla trampa que te ha mantenido suspendido durante un lapso de tiempo -incronometrable por breve o por infinito-, y la perplejidad por la fotografía se transforma en admiración por el fotógrafo. El cerebro entonces vuelve a ser humano y racional (si es que lo era antes), el tiempo vuelve a ser de este mundo e intentas saber si has visto un poema visual o has oído una fotografía poética; tratas de escoger un sentido de todos los que te ofrece la imagen y buscas una respuesta a preguntas que nadie ha formulado.
No hallas ninguna porque sigues paseando por la sala y tu cerebro te ha vuelto a mandar una señal de alerta: estás en frente de otra fotografía, acabas de comprender que Chema Madoz es adictivo y que, en sus manos, la realidad no existe. Entonces sí quieres huir, pero ya es demasiado tarde.
Hasta el 12 de junio podemos ver una pequeña muestra de la obra de Chema Madoz en la Llotja del Cànem, bajo el nombre de "Primera Época. Pequeño Formato".
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3 comentarios:
poesías visuales aparentemente algo inocentes.
Sí, tiene algo de naïf e inofensivo.
Pero no por ello es menos sugerente e imaginativo.
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