ver la Historia de cerca

Avdertimos: este movimiento es transversal, es supranacional y es altamente contagioso.

Es la indignación ilusionante o una ilusión indignada y recorre las mentes de decenas de miles de personas. Estaba ahí antes, estaba latente y silenciosa, pero se ha desencadenado y está tomando forma como puede, a base de ensayo y error. Son movimientos asamblearios que se organizan en las plazas de todas la ciudades y cuyo referente e inspiración es la puerta del Sol de Madrid. El centro de encuentro del debate está a pie de calle, el ágora ha regresado a su legítimo dueño: el pueblo. Son movimientos espontáneos que nacieron tras la manifestación del domingo, comunicados gracias a redes sociales, videos en youtube, blogs... pero sobre todo han crecido y se han multiplicado porque el caldo de cultivo estaba ahí, esperando a ser espoleado por una chispa.

En las plazas se ve la ilusión, se palpa la indignación, se huele el compromiso y se escucha el debate. Hay que poner los cinco sentidos en lo que está pasando en este país desde el domingo 15 de mayo. Hay generaciones que se pasan toda  una vida sin ver escribir la historia, hay otras que tienen la suerte de estar en el momento decisivo en el lugar adecuado. No es una cuestión de días, en estos próximos dos años se van a a asentar las bases sociales de nuestro futuro. Jubilaciones, derechos laborales, sueldos mínimos, formatos de sanidad y educación... todo está en tela de juicio, todos los logros de un siglo parece que ahora no sirven, que son contraproducentes, que molestan... lo que se impone es el PIB, el crecimiento infinito, las primas de riesgo, la deuda, los mercados... el neoliberalismo aterrador.

Pero ¿cuáles son las demandas de este movimiento? ¿hasta dónde llegará realmente? Es difícil articular las respuestas, sin partidos, sin asociaciones, sin sindicatos... un movimiento puramente individual pero a la vez multitudinario, por definición recoge infinitos motivos, razones, propuestas e ideas. Cada uno tiene sus razones: la mala gestión de la crisis, el paro, la ausencia de futuro, la poca calidad democrática de nuestros gobernantes... o la suma de todo esto. En las protestas se mezclan palabras clásicas como "derechos" y "democracia" con las recien llegadas "hastag", "trending topic" o #spanishrevolution.

Parece claro que haber salido a la calle es el paso más importante; es ahora en la calle, a base de votaciones directas a mano alzada cuando se decide el camino a seguir. En este país no ha habido un ejemplo más claro y emotivo de democracia directa: eso es hacer historia. Que cada desalojo de Sol provoque una nueva ocupación más masiva y decidida sólo puede significar dos cosas: que esto va en serio y que no se arreglará a ostias. La Historia está pasando por delante de nuestra cara, sólo hay que saludarla.

Los partidos, que sólo quieren nuestro voto no nuestra implicación ni nuestras ideas, no tienen margen de maniobra en estas elecciones. Pero si las manifestaciones y las protestas se prolongan en el tiempo obligará a tomar medidas sobre la ley electoral bipartidista, el endeudamiento de los partidos con la banca, las listas repletas de corruptos, etc. Si comprenden que lo que buscamos es dar un paso hacia delante en compromiso social y democracia, sólo podrán hacer dos cosas: asumirlo o apartarse.

Y si nos sentimos confundidos sin un discurso claro en medio de toda esta amalgama de ideas emocionantes y algunas irrealizables, no suframos, no nos desmovilicemos ni desilusionemos. La pregunta no es "¿por qué protestamos?". La pregunta es "¿por qué no protestamos más?".

Hoy a las 20:00 horas en la plaza Maria Agustina de Castellón empieza nuestra historia.