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indignaos económicamente

lunes, 18 de abril de 2011






Nos indignamos económicamente cuando podemos parar un poquito y preguntarnos, ¿pero si hay bancos demasiado grandes para caer, por qué les han dejado crecer tanto?, ¿los recortes sociales son realmente imprescindibles, no podríamos, por ejemplo, invadir los paraísos fiscales? ¿cuánta competitividad hay que ganar? ¿hasta dónde? ¿hasta cuándo? ¿para qué?
Solo hay que ver cómo miden el “crecimiento”, palabra sagrada que todos políticos quieren a su vera. Parece ser que para que la economía vaya bien, todos tengamos trabajo y la sociedad progrese debe haber crecimiento económico; parece ser que el estancamiento es malo; y resulta que para crecer hay que consumir; y ellos nos animan a consumir; y para consumir hay que endeudarse; y ellos nos animan a endeudarnos; y entonces, cuando te endeudas, es cuando ya te tienen bien cogido por tus órganos sexuales. Y crecer ¿hasta cuándo? ¿Se puede crecer infinitamente en un planeta finito? Evidentemente no, por lo tanto, esto suena a carrera hacia el abismo, como un lemming, pero mientras corro no pienso, solo prospero. Sinceramente, la sociedad tiene muchas necesidades pero la mayoría de ellas no se curan con dinero, no son afectadas positivamente con el crecimiento económico.
También tenemos que fijarnos en nuestra competitividad porque, según cuentan insistentemente los neoliberales, si no la mejoramos, todas las fábricas acabarán por irse a China (donde parece ser que sí son competitivos) y aquí todavía habrá más gente en el paro. Tenemos que trabajar más y ganar menos para ser más competitivos, es decir, para ser chinos… aunque lo lógico sería ponernos todos de acuerdo y que los chinos cobrasen más y trabajasen menos, es decir, ser menos competitivos, es decir, ser europeos.
De hecho, para progresar de verdad como personas, lo necesario es lo contrario: trabajar menos para ganar menos y vivir mejor. Y aquí van, desgranadas, todas sus grandes ventajas. Al trabajar menos, se puede repartir mejor el trabajo, con lo que sería posible acabar con el paro. Al ganar menos, consumiríamos menos, lo cual beneficiaría sin duda al medio ambiente. Viviríamos mejor al trabajar menos horas, ya que tendríamos más tiempo libre para lo realmente importante, lo que nos aporta más felicidad, como por ejemplo el cultivo de la amistad y la sabiduría. Parece sencillo y redondo, continúo sin ver dónde está la pega, pero no os preocupéis nuestros amigos neoliberales en seguida nos dirán que no tenemos ni idea y que vivimos de ensueños. Afortunadamente, allá en una esquina (pero agrandándose) hay un grupo de reconocidos economistas y ciudadanos que sí creen en las alternativas, que sí las proponen y debaten, se llaman attac y hace diez años nacieron diciendo cosas tan extravagantes como que se estaba gestando una grave burbuja inmobiliaria, ¿miramos a ver si nos ayudan a saber qué hacer con nuestra indignación? 


3 comentarios:

Anónimo dijo... [Responder]

Vaya, qué gracioso, nunca había pensado en la comparación con los lemmings... esos mamíferos que se reproducen y expanden descontrolada y peligrosamente...

Anónimo dijo... [Responder]

Me sumo a la indignación!
No entiendo a que se refieren cuando hablan de la baja competitividad en España. Si trabajamos más horas que el resto de Europa y salimos a carrera y media por currante, ¿cuál es el problema?. ¿Somos un poco tontos y no sabemos hacer nuestro trabajo?. Yo más bien diría que el problema está en una generación de empresarios avariciosos y semianalfabetos que han vivido a costa de unas condiciones económicas favorables, sin preocuparse de invertir ni de ser competitivos en una economía global. Si el que manda no funciona, el equipo no funciona. Da igual cuanta gente haya debajo y cuanta formación tengan.
Así que lo mejor sería que se jubilaran, no a los 67, sino a los 55, y que dejen paso a una generación más preparada para competir en un mundo global.
A propósito de la brillante idea de ligar los salarios a la productividad: Sr. Botín, aprenda inglés y luego hablamos de lo que tenemos que hacer para salir de donde ustedes nos han metido.

Juan Murillo Arias dijo... [Responder]

Sí, gracioso el símil de los lemmings, pero unos lemmings que compiten entre ellos:

http://qazploiuyt.blogspot.com/2011/04/its-end-of-world-as-we-know-it.html?showComment=1303390063673#c7523869166393565616

Otro ejemplo es el de un montón de leña y una estufa: cuanto más abierto tenga el tiro más calentará, pero ¿es eso lo que nos interesa cuando la leña es finita?, aquí me remito a la economía del decrecimiento:

http://www.microutopias.org/index.php?option=com_content&task=view&id=165&Itemid=40

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