No pensábamos escribir una crónica del Magdalena Vitol. Este blog no va de eso. Pero claro, si nuestras ideas acerca de la ciudad y la provincia han de basarse en el Mediterráneo, tenemos un problema.
Su redacción es propia del NODO, palabras huecas copiadas de notas de prensa: broche de oro, tradiciones, cita ineludible, luz, color, música, originales composiciones... un absurdo solo comparable al propio acto que vimos el domingo.
Cenamos a última hora en la feria alternativa y con esos pasos de walking dead tan propios de último domingo fuimos hacia la plaza mayor. Aún no estaba llena cuando llegamos, pero se llenaría hasta los topes antes de que la traca final comenzara. Por la distancia no pudimos ver el último baile de la reina y a penas oímos el "Rotllo i canya" de la banda en directo. Como todo el mundo sabe, las pantallas que reproducen un directo solo sirven para festivales tipo FIB. La culpa es nuestra por llegar tarde a un acto que solo pueden disfrutar los primeros cientos que llegan y se colocan en las vallas. El resto solo estamos para hacer bulto.
La traca sale disparada hacia la puerta del Sol y allí se queda la plaza durante 15 minutos, esperando los 3 petardos finales bajando por Colón. Es el momento en el que tradicionalmente conversaríamos con la reina y su corte: "la volteta", "que bote Castellón", "sense blau", "canal 9 no val res"... Pero este año no: unos altavoces que reproducían música tradicional a todo volumen y totalmente distorsionada se encargaron de silenciar cualquier tipo de grito o cántico. Era imposible ganar con las gargantas ese desbarajuste de decibelios. Pero, además cuando terminó la tercera canción "rotllo i canya" volvió a sonar la primera "Magdalena festa plena". ¿3 canciones en bucle? ¿no tenemos más? ¿eso son los recortes o la falta de ideas? Deben ser los recortes porque es bien sabido que tener 10 canciones dispara el presupuesto. Solo queríamos que llegara la traca para finalizar ese sufrimiento.
Explotan los 3 petardos, las reinas gritan "Magdalena" y el pueblo frío y aburrido por la espera, pero agradecido porque han apagado la música, grita "Vitol". Esa fue el único momento de conversación con el balcón del ayuntamiento, ese fue nuestro momento de gloria y de comunión. Una mierda vaya.
Y hasta aquí lo mejor de la noche.
Empezaba el espectáculo de "luz y color" basado esencialmente en imágenes sobre la catedral. Una cámara cenital grababa a un artista que dibuja con arena sobre una mesa retroiluminada; sus manos, sus dibujos se iban proyectando sobre la catedral. La idea no era mala,
en internet existen numerosos vídeos de este tipo de artistas y son bastante talentosos. Pero no funcionó: el ritmo era lento, el artista necesita su tiempo, pero además la proyección sobre la fachada llena de columnas, ventanas, sombras, recovecos no se entendía. La combinación de la arena y la luz necesita un contraste alto entre blanco y negro para que las imágenes se entiendan claramente; sobre la mesa funciona, sobre una pared con irregularidades la cosa se complica. Aún así, ver a ese chico en directo pintando sobre la catedral no fue lo peor, por lo menos había un artesano, alguien que sabía lo que estaba haciendo en ese desbarajuste.
Empezaron los pitos. Las imágenes eran, en el mejor de los casos, abstractas. La música atronaba de nuevo. La arena se alternaban con imágenes reales para que entendiéramos lo que estábamos viendo, imágenes cutres, mal proyectadas, editadas sin gracia. Un desastre. Ya daba igual, la plaza Mayor se llenó de silbidos. La pirotecnia falló, cuando debía ser simétrica no lo fue, algunos fuegos no se encendieron o lo hicieron tarde, pero en general fue muy escasa, de bautizo. Y de repente el apoteosis final, los nombres de las gaiatas y otros entes festeros hechos con Word Art, muy al estilo de TVCS apareciendo sin criterio, sin estilo, sin estética... como si el hecho tecnológico de poder proyectar letras sobre una pared fuera suficiente como para impresionarnos. Y ahora puntos de colores sobre la catedral, venga ¡que no decaiga!, cuadrados que giran, un mapping que daba vergüenza verlo. Eso sí, la música a tope y distorsionada, eso que no falte; yo miraba los altavoces con miedo de que explotaran.
El espectáculo tenía tan poco criterio que no supimos cuando había terminado. Mirábamos al balcón preguntando "pero, ¿ya está? ¿a casa?". Tímidos aplausos de la cla. Muchos silbidos. La gente se debatía entra la indignación y la incredulidad. Se encendieron las luces y volvieron a poner las primeras 3 canciones en bucle, así que sí, para casa. Ni volteta ni ostias. La excusa no puede ser la falta de presupuesto, ha de ser la falta de talento.
Y entonces es cuando te preguntas quién ha diseñado esto, quién ha ejecutado la idea, quién ha hecho el mapping, quién ha editado los vídeos, quién ha escogido las tipografías... y cuánto dinero ha costado todo. Porque sabemos que en Castellón hay diseñadores, cámaras, fotógrafos, editores... hay gente con talento que se debe sentir avergonzada de que su ayuntamiento, en el fin de fiestas de su ciudad haga este sinsentido. Y la vergüenza sería lo más positivo que pueden sentir, porque me temo que lo más abunda es el 'seminfot', la sensación que esto no va con nosotros, que la caspa de la Magdalena no es cosa nuestra. Y tienen razón, no va con nosotros, pero sí es cosa nuestra.
Si luego vemos que el BOE de Castellón, el Mediterráneo que está en cada bar junto al ABC, dice que "Un audiovisual cargado de sentimiento y simbolismo evocaba el ‘orgull de genealogia’" entonces comprendes muchas cosas de las que pasan por aquí. Esto es solo una anécdota, una chorrada sin importancia que no cambia la vida de nadie. Pero en realidad, este Vitol es la metáfora de lo que pasa en Castellón: gente sin criterio que hace y deshace, un pueblo estupefacto que los mira como si no fuera con ellos y una versión oficial cargada de vacío que mantiene la idea de que todo va estupendamente.
Ojalá los pitos sean también una metáfora.
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Si queréis leer otras dos crónicas críticas del Vítol:
El País
La expectación pasó pronto al malestar. El espectáculo se hizo tan corto y deslucido que todos se quedaron esperando algo más, hasta que se encendieron las farolas dando a entender que el Magdalena Vítol ya había terminado. Decenas de personas se despidieron de la fiesta con una sonora pitada.
CSInformación
Con el tradicional Magdalena Vitol, las reinas Lara Sos y Beatriz Iturralde dijeron adiós a las fiestas de Castellón. El acto fue soso, la música de la plaza sonaba poco, y el espectáculo dejó frío a un público que esperaba algo más. La pirotecnia final resultó tan escasa, que el público se quedó callado esperando un remate que no llegó.
PD. Mapping: Si no tienes dinero
para esto o
para esto, no pasa nada, lo comprendemos. Hacer un mapping puede ser muy caro. Puedes hacer
esto otro. Pero si no hay dinero, no hay dinero, no pasa nada... no pongáis un salvapantallas de windows para dejarnos con la boca abierta. Inútiles, proyectad un buen vídeo, con ritmo, con estética, con criterio... que cuesta lo mismo que proyectar uno malo.