El ayuntamiento lleva años comprando casas a los que se hartaron de resistir o a los que su casa no les importaba y prefirieron el dinero. Dejan caer esas casas a cachos, para luego demolerlas y obtener un bonito solar. Al principio existía la sociedad 'Cabañal 2010' encargada de ir comprando las viviendas una a una, formada por varias empresas promotoras-constructoras y el ayuntamiento. Luego las empresas han ido cayendo por la crisis o por desgana y Rita se ha quedado sola en el empeño.
Después de 20 años de destrucción, solo quieren que lleguemos a una conclusión: el barrio da asco, está fatal, da pena, hay droga, es peligroso... hay que tirarlo abajo y hacer la ampliación de Blasco Ibáñez y así los euros brotarán de las alcantarillas (lo de siempre en Valencia, vaya).
En frente, Salvem el Cabanyal es asociación vecinal por excelencia en Valencia. Organizan Cabanyal Íntim y Cabanyal Portes Obertes que son dos ideas para revitalizar el barrio, con mucho apoyo entre escritores, pintores, dibujantes... En su web explican perfectamente el plan del ayuntamiento y porqué se oponen.
Muchas escuelas de arquitectura de todo el mundo también defienden la regeneración de un barrio, que ha luchado mucho por no desaparecer y que a juzgar por las imágenes de la fotógrafa Meritxell Ahicart, aún le queda mucho por luchar. De nuevo, el vacío le sirve para hablarnos de una realidad que no queremos ver.
Un comentario que un seguidor ha dejado en facebook y que no solo complementa, sino que contrapuntea y mejora esta entrada: Aunque ahora mismo vivo en Castellón, he nacido y me he criado en el Cabanyal, es mi barrio y lo llevo muy dentro. Es donde vive gran parte de mi familia y me encanta andar por sus calles mientras saludas a los vecinos que te han visto crecer. Sé que muchos no lo entenderán al ver las fotos de un lugar destruido, pero el Cabanyal es mucho más que esas fotos, no todo el barrio es así , eso es sólo lo que nos quieren enseñar. Afortunadamente en el Cabanyal sigue habiendo mucha vida, gente que sale a cenar a la fresca, niños que juegan en la calle, una arquitectura y cerámica única llena de color. Durante años hemos vivido un proceso de degradación que ha convertido el barrio en lo que es ahora, un barrio que nunca han querido, al que le han dado la espalda, un barrio marinero lleno de gente trabajadora pero claro, al lado del mar y a escasos minutos del centro, un lugar perfecto para explotar en el "fantástico" reino de Valencia. La pena es que no sepan ver el potencial que tiene este lugar tan especial, considerado patrimonio cultural para muchos y para otros...un simple montón de basura!