El sacrificio necesario para romper las cadenas es muy alto, por eso siempre hemos sido un pueblo al que no le ha importado demasiado estar encadenado. "Muera la libertad y vivan las caenas". Viva Fernando VII antes que la Pepa. La libertad es un estado incómodo en el que has de hacerte muchas preguntas y tratar de responderte a casi todas. Para romper las cadenas necesitamos un alto grado de compromiso y sacrificio. Un grado similar al que muestran los mineros. Por eso se les recibió como héroes, por hacer lo que el resto no nos atrevemos, porque nos muestran el camino a seguir para que algo cambie. Apoyarlos no es apoyar el modelo energético, ni las subvenciones a energías contaminantes... es apoyar al trabajador y su puesto de trabajo, es apoyar a unas personas que han vuelto a ser estafadas por el estado, apoyar la gallardía, el valor de su lucha. Es es un apoyo cargado de admiración por hacer lo que todos sabemos que hay que hacer y nadie se atreve.
Pero ayer nadie clamaba contra las cadenas. La marcha minera fue una marcha de la clase obrera que quiere trabajar para alimentar a su familia, como ha hecho siempre. La marcha minera fue el reflejo de la lucha por las lentejas, por el sueldo digno que nos merecemos por llevar esas cadenas que nadie se lanza a romper.
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