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Cuatro cosillas en común

lunes, 14 de febrero de 2011



A veces ocurren pequeños milagros que nos hacen recordar que el poder emana del pueblo. Nosotros lo olvidamos fácilmente, los gobernantes se esfuerzan en que lo olvidemos... pero si somos conscientes nada puede pararnos. Hay noticias locales de alcance global o noticias globales de alcance local. Esto no es una noticia, es un pequeño gran milagro. 
























El “rais” egipcio por fin ha caído. Menuda alegría me he llevado, después de tantos días de tensa espera, de pulso entre los legítimos manifestantes y el momificado gobernante. Es una sensación exultante y extraña esa de ver triunfar una revolución que defiende tus valores, aunque no sea tu revolución. Al fin y al cabo, yo siempre he sido un revolucionario, desde el sofá, eso sí, pero sin quitar para que pueda emocionarme tanto como si hubiera sido un activo revolucionario.

Y ahora a esperar a ver quién será el próximo, a desmentir de nuevo a los que dicen que la historia ha terminado. Marruecos parece un régimen más estable, también se considera que su población vive algo mejor que la de Egipto… ¿pero quién diría hace dos meses que Mubarak caería? Quizás se levanten contra el general libio al que Berlusconi le baila el agua, quizás ya lo estén haciendo, en Libia no tienen libertad de movimiento los periodistas. Qué bello Mediterráneo, al fin, bañándose en revoluciones que pretenden conducir a sus pueblos a través de fundadas reivindicaciones de justicia y libertad. Afortunadamente para nosotros, en la orilla norte mediterránea, estamos mejor, vivimos mejor, ya luchamos en su tiempo por conseguirlo echar a sátrapas, nacis y otras diversas criaturas… y sin embargo, como dice el refrán, donde hubo siempre queda. Ojalá entre los próximos sátrapas en abandonar el gobierno se encuentre el castellonense.

Me diréis que la comparación entre Fabra y los dictadores norteafricanos es exagerada y os daré la razón, sin embargo, añadiré que tienen varias cosas evidentes en común: la corrupción, el nepotismo y las ganas de anclarse en el poder perennemente. Hay otra más, sus ciudadanos lo van a juzgar más pronto que tarde.

Para echar a Fabra (dejando a un lado el hecho de que la situación sea tan escandalosa que posiblemente ni su mismo partido le permita presentarse a la reelección, algo inaudito en estos lares), no es necesario ni conveniente estar tan rabiosos y desesperados como los egipcios, en realidad tan solo necesitamos algo de rabia durante cinco minutillos del próximo 22 de mayo, cuando se vote.

Ahora vendrán los que hacen tanto daño a nuestra democracia con su coletilla del “todos son iguales” y, por lo tanto, o no votaran o seguirán votando al PP a pesar de los pesares. No seré yo quien rebata ahora que todos son muy parecidos, pero sí quien insista es que la diferencia entre Fabra y otro cualquiera está más allá de un proyecto político cualquiera, está en la dignidad de los castellonenses. ¿O queremos que el año próximo venga otro programa más de la televisión nacional a reírse del caciquismo que sufrimos en Castellón?

3 comentarios:

Anónimo dijo... [Responder]

A mi también me da verguenza cómo nos ven en el resto de España!!

Anónimo dijo... [Responder]

Si, es posible que nosotros lucháramos en el pasado... pero un respeto a los egipcios... nosotros no echamos a ningún tirano de su trono. Se murieron en el poder.

Anónimo dijo... [Responder]

Muy guapas las fotos!

Que corra la idea!

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