la demagogia merecida
martes, 26 de febrero de 2013
Berlusconi se lleva el 30 % de los votos de la elecciones italianas. La pregunta es clara, dado el historial que atesora ¿cómo es esto posible? Es fruto de la demagogia, la demagogia merecida. Quizás Berlusconi sea el caso más flagrante a nivel europeo por tratarse de un gran empresario y ex presidente del gobierno, pero sin duda es equiparable al caso de nuestro amado Carlos Fabra.
Berlusconi se encontraba desterrado de la política hace apenas unas semanas por sus continuos escándalos sexuales, económicos, de corrupción, por el buen hacer de Monti en comparación, etc... sin embargo, decidió presentarse a las elecciones y sus posibilidades han subido como la espuma en detrimento de candidatos «serios» como el mismo Monti o el izquierdista Bersani. ¿Qué ha hecho Berlusconi para llegar a esta situación? Salir en televisión a todas horas (para eso es un magnate de los medios) haciendo chistes, prometiendo cosas incumplibles, sonriendo, criticando, diciendo, al fin y al cabo, lo que a la gente le gusta oír, da igual que sea verdad, mentira o todo lo contrario. La estrategia de Berlusconi es ganarse al público a través del medio que sea... y vaya si lo consigue. Sin embargo, los candidatos «serios», que pueden atesorar un distanciamiento frente a la corrupción, ser los preferidos por la UE, haber hecho una gestión manifiestamente mejor que la berlusconiana ¿qué hacen? hacer propuestas serias y duras, asegurar que el único camino para un mejor futuro es seguir sufriendo, es decir, hablan de lo que a la gente no le gusta oír.
Los políticos usan la demagogía porque les sale rentable. Y les sale rentable porque nosotros, con nuestro voto, nuestra actitud y nuestra fuerza social, se lo permitimos, lo aceptamos, por lo tanto, la merecemos. Si, por ejemplo, solo apoyásemos al partido que demostrase más energía contra la corrupción, ésta disminuiría. Pero ¿cómo saber cuál lucharía más contra la corrución? Esto exige un esfuerzo, el esfuerzo de informarse, de debatir, de criticar, de generar un pensamiento propio tal que a los políticos no les salga rentable el uso de la demagogia... porque los demagogos sean sistemáticamente castigados.
Me gusta pensar que vamos por el buen camino. Se comprueba mes a mes como baja la intención de voto a los partido que nos han fallado manifiestamente, PSOE y PP. La gente se manifiesta, se informa, debate, incluso se crean nuevos partidos alternativos. Nunca nos han regalado nada y no tenemos que esperar que ahora sea diferente, hemos de seguir buscando y proponiendo alternativas de mejora de nuestra sociedad, es decir, hemos de hacer política. La política es una tarea muy digna en la que participamos todos cada vez que intentamos mejorar nuestra sociedad: no podemos permitir que cargos políticos indignos la contaminen y degraden haciéndonos perder nuestra ilusión por participar en ella. Porque la política no es cosa de políticos, sino de ciudadanos.
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