2015 será un año movido. Tras un 2014 con la irrupción de nuevos actores políticos, se intuyen aires de cambio durante este año electoral. En mayo, municipales y autonómicas. En diciembre, al parlamento nacional. Pero no tiremos las campanas al vuelo. Vivimos en Castellón ("que desesperación", decía la canción) y es muy posible que los aires de cambio que se intuyen en la política nacional pasen de largo por esta provincia conservadora y anclada en deudas de deshonor. Si esperamos que el tirón mediático de Podemos en Madrid o la organización cívico-política de Ada Colau en Barcelona nos saque de nuestra apatía, elimine nuestro "quiste" social y nos haga todo el trabajo de cambio, podemos esperar sentados. Tendremos otros 4 años más de PP.
Es cierto que hay gente que lleva años organizándose en contra de lo que sucedía en la provincia mientras la mayoría creía que eso no iba con ellos. En ese grupo hay partidos como EUPV, Comprimís o Verds-Equo. También es cierto que a partir del 15M, muchos ciudadanos se han quitado no solo la venda de los ojos, sino también el cemento de los píes y se han puesto en marcha a lomos de su indignación asumiendo que la política no solo les atañía sino que les pertenecía. Aquí encontraríamos a Podemos y Guanyem, ambos en fase de formación. En otra vertiente ideológica también han aparecido nuevos partidos como UPyD y Ciutadans, con escasa implantación todavía en la provincia.
La única verdad evidente, o la única verdad importante a nuestros ojos, es que ni unos ni otros se bastarán solos para dar un vuelco en las urnas. Se necesitan. Nos necesitamos todos. Unos para ofrecer el músculo organizativo y experiencia, otros para aportar la savia nueva de los nuevos movimientos, los de más allá para restar votos al PP y ofrecer una alternativa a los votantes conservadores que ya no soportan más al partido de gobierno (sobre esto volveremos más adelante: nos parece tan importante articular una oposición fuerte, como que el electorado tradicional del PP comprenda que también puede castigar a ese partido). Si seguimos mirándonos unos a otros con desconfianza ("estos son los 4 gatos de siempre", "aquellos son unos arribistas de última hora que se quieren subir al carro") la máquina apisonadora electoral que ha sido el PP volverá a ganar en la ciudad y en la provincia y nos quedaremos mirándonos con cara de tontos con nuestras banderitas al viento, mientras ellos brindan con cava en su sede.
Al final, vengamos de donde vengamos, llevemos organizándonos 10 años o 5 minutos, tenemos un objetivo común que es desalojar del poder a los profesionales del conchaveo, del contrato oculto, del asesor de lujo, de las maquetas de 2 millones de euros, de los regalos de cortesía, de la asignación a dedo... nuestros gobernantes son además profesionales del desmontaje de la sanidad pública, de la educación de calidad y de todo aquello que sea susceptible de ser rentabilizado y repartido entre las empresas elegidas. Diría además que son especialistas en dividirnos y enfrentarnos... pero para eso, nos bastamos solitos.
O trabajamos todos juntos (que no necesariamente revueltos) o el PP. No hay más.
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